Reseña Cómic: 'Los Nuevos Mutantes. La Saga del Oso Místico'
Chris Claremont, el guionista por antonomasia del universo mutante Marvel (título que se ganó a pulso al revitalizar en los años setenta a los X-Men), unió sus "fuerzas" con un dibujante llamado Boreslav Felix Robert "Bill" Sienkiewicz para concebir en 1984 la 'Saga del Oso Místico', una de las más célebres y clásicas del cómic de superhéroes, que elevaría a 'Los Nuevos Mutantes' al status de serie de culto.
Claremont decidió relanzar 'Los Nuevos Mutantes' (una versión adolescente de los X-Men creada dos años antes junto con el dibujante Bob McLeod) con el objetivo de llegar a un público más adulto y, ya de paso, alejarse del toque juvenil de los primeros números. Cabe recordar que, hasta ese momento, era una serie centrada en las relaciones interpersonales y conflictos internos de sus protagonistas.
Su idea se basaba en toda una vuelta de tuerca dentro del mundo de los superhéroes, un arco argumental de tres números que sería toda una incursión en el género de terror, gracias a su tono oscuro y macabro.
Este cambio radical en el rumbo de la colección se plasmó en la elección de Bill Sienkiewicz como dibujante de la saga, un artista estadounidense de raíces polacas, en auge a principios de los ochenta por su vertiente más experimental, reflejada en las páginas del Caballero Luna.
Su estilo poco convencional pero muy rompedor encajaba con el nuevo enfoque que Claremont tenía en mente para su jóvenes mutantes.
Aunque Bill Sienkiewicz firmó inicialmente un contrato para esos tres números, se quedó casi dos años al frente de los lápices del cómic (del número 18 al 31, volviendo ocasionalmente como entintador), concediendo al grupo una entidad propia y, a pesar de sus innumerables detractores, convirtiéndose mes a mes en uno de los títulos de más éxito de la editorial.
Entre agosto y octubre de 1984, Marvel publicó los tres números de la saga, titulados 'Death Hunt/Cacería Mortal', 'Siege/Asedio' y 'Badlands/Malas Tierras'.
Danielle Morningstar (Espejismo), colíder de Los Nuevos Mutantes, ve en sueños al Oso Místico, una gigantesca entidad demoníaca de aspecto espeluznante que asesinó a sus padres en la reserva india donde vivió en su niñez.
El resto del grupo (Bala de Cañón, Mancha Solar, Loba Venenosa, Magma y Magik) viven inmersos en su habitual día a día en la Escuela del Profesor Xavier, ajenos al peligro que se cierne sobre Danielle,
Una noche, sintiendo su presencia cada vez más fuerte, Danielle se adentra en el bosque con su arco, flechas y pinturas de guerra e invoca al terrible demonio para enfrentarse cara a cara con él, con un fatídico resultado para ella.
Sus compañeros, avisados por Loba Venenosa (con la que comparte un vínculo especial) y tras oír un desgarrador grito procedente del bosque, acuden en su ayuda y descubren su cuerpo sin apenas vida en un charco de sangre...
Con este espectacular arranque que transcurre en 'Death Hunt/Cacería Mortal', Claremont da rienda suelta a toda su creatividad como escritor, poniendo en jaque a Espejismo y nos presenta a uno de los antagonistas más aterradores de la historia del cómic, el Oso Místico.
El guionista, con fama de sobrecargar sus obras con interminables textos, encuentra aquí el equilibrio perfecto entre los diálogos y otros momentos donde la acción sostiene todo el peso específico de la narración.
El brutal enfrentamiento en el bosque es una buena muestra de esto último, todo un acontecimiento que destaca sobremanera dentro del cómic por su gran fuerza dramática.
Incluso, se permite el lujo de "homenajear" en clave slasher, las cintas de terror sobrenatural de la época con el segundo número de la saga.
En 'Siege/Asedio', los Nuevos Mutantes se encuentran aislados por una monumental ventisca en el hospital donde Danielle se debate entre la vida y la muerte mientras que el Oso Místico hace lo posible por acabar con ella. Nos encontramos con uno de los "tropos" del terror más utilizados, el del grupo de adolescentes encerrados con una amenaza sobrenatural que se alimenta de su miedo y que, sinceramente, funciona a las mil maravillas.
Asimismo, en su desenlace final (en el tercer número, llamado 'Badlands/Malas Tierras') Chris Claremont despliega todos sus recursos narrativos con un épico enfrentamiento del grupo, que ha sido transportado a la dimensión del Oso, aunando fuerzas para luchar contra él.
Es en este número final donde la recién llegada Magik cobra especial importancia, destapándose como el personaje central del grupo (no en vano, es una hechicera equipada con una espada y armadura mágicas), ganándose para siempre el corazón del fandom (como fue mi caso).
Además, durante esta saga, da un necesario respiro a la trama principal con varios interludios que cuentan con las apariciones de Rachel Summers (Fénix) y del extraterrestre Warlock, un bizarro personaje que irá ganando poco a poco peso en la colección.
Sin embargo, la excelente labor de Claremont no alcanzaría las cuotas de brillantez que se presuponían al comienzo de ese mítico número 18 sin Bill Sienkiewicz.
El dibujante, gracias a su particular e impactante estilo con ecos del expresionismo, el arte abstracto y el surrealismo, rompe todos los esquemas de la época e impregna a toda la saga de un halo sombrío y tenebroso.
Su trabajo es una amalgama de elementos que le confiere un acabado único: líneas definidas con figuras abstractas, innumerables salpicados de tinta, grandes masas de color negro, primeros planos de estilo cinematográfico, trazos afilados casi imposibles, composiciones de página algo arriesgadas, personajes anatómicamente imperfectos e incluso se atreve con varios cameos de celebridades (como es el caso de Alfred Hitchcock en 'Siege/Asedio').
Su arte otorgó a 'Los Nuevos Mutantes' un aspecto vanguardista que redefinió el cómic de superhéroes aunque, desde el primer momento, su paso por la colección fue bastante polémico y discutido, ganándose el rechazo de los lectores más veteranos (acostumbrados a la pulcritud y luminosidad de otros artistas) y de aquellos que, siendo apenas unos niños, descubrieron un cómic algo radical y muy diferente (estéticamente) al resto.
Aún así, el estilo de Bill Sienkiewicz marcó un antes y un después, influenciado a muchos dibujantes actuales, como Ben Templesmith ('30 Días de Noche', del que ya hablé en este mismo blog) o del español Damien Worm ('The October Faction').
Merece una mención especial en esta reseña la infravalorada colorista Glynis Wein, que completa a la perfección el dibujo de Sienkiewicz y en la que destaca su predilección por el rojo, como mandan los canones de una obra de terror sangrienta.
La 'Saga del Oso Místico' llegó a España por primera vez de la mano de la editorial Forum, entre diciembre de 1986 y febrero de 1987 en formato grapa con la etiqueta "JUVENIL" en su portada.
En 2010, Panini Comics decidió publicar, bajo su sello Marvel Gold, los números 18 al 25 y el "Annual USA" en un tomo llamado 'Hijos de las Sombras', en formato tapa blanda (248 páginas).
Y hace dos años, todo la etapa de Sienkiewicz (hasta el número 34) se recopiló en un solo volumen, un soberbio tomo Omnigold llamado 'Fiesta de Pijamas', de 608 págs. en tapa dura.
Frase memorable: "Está ahí fuera. El Oso Demonio que asesinó a mis padres. Vigilando. Esperando. A mí" (Danielle Morningstar)
Lo mejor: Que se atrevió a romper moldes con su mezcla de terror y suspense, algo nunca visto antes y, que años después en su relectura, funciona tan bien como el primer día.
Lo peor: Que el dibujo de Sienkiewicz sigue levantando ampollas entre los más puristas del noveno arte...
Nota final: 9'5.
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